Llegué a la muestra de Rep unas cinco horas temprano.
Haciendo gala de mi incapacidad para derrochar dinero volviendo más tarde, fui al restaurant de mi padrino. Mientras me dirigía a plaza de mayo, observé una gran cantidad de gente manifestándose. CTA, central de trabajadores Argentinos.
Pensé, sería una manifestación política por las elecciones, o algo de tal calaña. Algún movimiento que expresa adhesión a un candidato por la jefatura porteña.
Sin más, me dirigí al restaurant. Llené mi estómago con delicioso filet de merluza con rúcula y cherrys, como si no importara demasiado la manifestación.
Salí, fumé un habano, hice una tira.
Alimenté a las palomas y comencé a escuchar, a lo lejos, los tambores.
Se acercaban por plaza de mayo.
Algo me recordó a los viejos tiempos, en los que los manifestantes tomaban a las palomas y las encerraban en bolsas, quitándoles el oxígeno. Las palomas aterrorizadas por el temor a desaparecer.
Con mis palomas no, pensé.
Luego me dirigí directo por avenida de mayo, para reparar en la manifestación.
Algo extraño surgió en mí.
Volví a los viejos tiempos, a ese 20 de Diciembre en Plaza de Mayo, las familias indignadas por la falta de trabajo, sufriendo y llorando entre los ruidos de las cacerolas.
Recibí un papel que informaba que hacía dos semanas había cerrado el casino, y 1300 familias se quedaron en la calle. Una mano sobre la espalda y un deseo, melancólico, de que recuperen su posibilidad de vivir en paz. Un deseo estúpido, un momento estúpido porque luego volví a recordar esos viejos tiempos en los que la desesperación me llevó a dejar un currículum en el casino flotante. Tras las promesas de buenas pagas, sentí el dolor del rechazo por saber que no me aceptarían sin fotos a color, y yo no contaba con la disponibilidad de hacerlo.
Ahora me pregunto, si hoy por hoy yo no estaría en esa manifestación, completamente compungida por haber quedado en la calle de un día para el otro, sin poder comer un filet, sin un peso para alimentar a las palomas.
Con mis trabajadores no, pienso, luego de reflexionar que están pasando aún más hambre que un par de aves.
Haciendo gala de mi incapacidad para derrochar dinero volviendo más tarde, fui al restaurant de mi padrino. Mientras me dirigía a plaza de mayo, observé una gran cantidad de gente manifestándose. CTA, central de trabajadores Argentinos.
Pensé, sería una manifestación política por las elecciones, o algo de tal calaña. Algún movimiento que expresa adhesión a un candidato por la jefatura porteña.
Sin más, me dirigí al restaurant. Llené mi estómago con delicioso filet de merluza con rúcula y cherrys, como si no importara demasiado la manifestación.
Salí, fumé un habano, hice una tira.
Alimenté a las palomas y comencé a escuchar, a lo lejos, los tambores.
Se acercaban por plaza de mayo.
Algo me recordó a los viejos tiempos, en los que los manifestantes tomaban a las palomas y las encerraban en bolsas, quitándoles el oxígeno. Las palomas aterrorizadas por el temor a desaparecer.
Con mis palomas no, pensé.
Luego me dirigí directo por avenida de mayo, para reparar en la manifestación.
Algo extraño surgió en mí.
Volví a los viejos tiempos, a ese 20 de Diciembre en Plaza de Mayo, las familias indignadas por la falta de trabajo, sufriendo y llorando entre los ruidos de las cacerolas.
Recibí un papel que informaba que hacía dos semanas había cerrado el casino, y 1300 familias se quedaron en la calle. Una mano sobre la espalda y un deseo, melancólico, de que recuperen su posibilidad de vivir en paz. Un deseo estúpido, un momento estúpido porque luego volví a recordar esos viejos tiempos en los que la desesperación me llevó a dejar un currículum en el casino flotante. Tras las promesas de buenas pagas, sentí el dolor del rechazo por saber que no me aceptarían sin fotos a color, y yo no contaba con la disponibilidad de hacerlo.
Ahora me pregunto, si hoy por hoy yo no estaría en esa manifestación, completamente compungida por haber quedado en la calle de un día para el otro, sin poder comer un filet, sin un peso para alimentar a las palomas.
Con mis trabajadores no, pienso, luego de reflexionar que están pasando aún más hambre que un par de aves.

4 comentarios:
No es de extrañar este tipo de cosas en esta marivllosa corruptcracia? perdon, digo democracia, para no remover fantasmas de viejas dictaduras tan terribles...
buenas. la he linkeado para leerla mas seguido y no tener que recordar la direccion del blog cada vez. saludos.
Me enganche con cualquiera:
Imagine una pelicula: la protagonista seria Graciela Borges protegiendo a las palomas en Plaza de Mayo, para que no terminen en una polenta magica dentro de una olla popular.
Alli conoce a Alfrdo Alcon que la concientiza.
La produccion seria de la epoca 1972. Basado en una idea original de M.Puig. (Cosa que sucedio en La peli Pubis Angelical)
que rico! merluza y rucula!
ayer comí merluza.
cuidate, nos vemos
Publicar un comentario